Parte II: Utopía - Reimaginar un horizonte crítico

Durante la mayor parte de su historia, la tradición crítica ha estado ligada a una visión utópica comunalista estrechamente relacionada con el debilitamiento del estado (para marxistas y deconstruccionistas libertarios) o con un estado solidarista (para socialistas). De la misma manera en que una teoría crítica reconstruida de ilusiones puras nos libera de fundamentos positivistas infundados y principios dogmáticos, una utopía crítica renovada también debe ser liberada de estas restricciones fundamentales.

Lo que una teoría crítica reconstruida revela y nos enseña es que las ilusiones —la ilusión de los mercados libres o su inverso, los mitos que rodean a las economías controladas por el estado— fundamentan nuestras visiones utópicas. Ellos también tienen impactos distributivos y efectos de la realidad. Pero también son ilusiones. Y una vez que reconocemos esto, ya no es posible a priori para determinar qué régimen económico política más justa distribuye la riqueza y los recursos.

Todos los regímenes económicos políticos están regulados y distribuyen la riqueza y los recursos, cómo lo hacen es la cuestión central, y la respuesta dependerá de las reglas y los principios específicos de la organización, no de si se basan en propiedad privada, propiedad comunitaria o Economías nacionalizadas. El hecho es que las empresas controladas por el estado que distribuyen a los miembros del partido centralizado pueden ser menos deseables que las corporaciones privadas que distribuyen principalmente a sus trabajadores.

En consecuencia, una utopía crítica no debe apuntar a un tipo de régimen específico. Lo que debe guiar una visión crítica del futuro es qué tan bien el régimen realmente existente alcanza o se aproxima a los valores que valora, los valores que sirven para juzgar los resultados de la distribución. En otras palabras, una teoría pura de las ilusiones requiere un enfoque en los valores. No podemos ponernos de acuerdo sobre un tipo utópico de economía política, solo podemos esforzarnos por promover ciertos valores críticos, como la equidad, la compasión y el respeto. En este sentido, la teoría crítica necesita reconstruir su horizonte crítico sobre la base de una teoría pura de los valores .

Esto es particularmente importante hoy en día porque significa que la teoría crítica reconstruida puede operar, y debería operar, dentro de cualquier régimen económico político. Naturalmente, debe operar bajo las condiciones dominantes del neoliberalismo. Pero debe ser igualmente vocal en el contexto de las economías controladas por el estado, los países comunistas y los regímenes izquierdistas. Debe seguir siendo la fuente de una crítica sólida, independientemente del régimen político-económico vigente en cualquier localidad específica.